LA PACIENTE Relato basado en hecho reales

LA PACIENTE (#413 – 12/08/2017)
Relato basado en hecho reales contado por Dr. E. Martínez
Escrito y adaptado por Eduardo Liñán.

Hace algún tiempo, hice mis residencias en el Seguro Social. Los turnos que tenía en el área de cirugía eran demasiado agobiantes y muy demandantes, había días que pasaba sin dormir y aun así me ponían a hacer cirugías a mí a otros colegas y enfermeras. La demanda de los servicios médicos era enorme y el Seguro no tenía suficiente capacidad para atender a cientos de enfermos que día a día llegaban. Recuerdo que estaba en el turno cuando me tocó operar a una señora con un caso grave de quistes en el hígado. Era una operación complicada y tenía pocas probabilidades de éxito. Y así fue, la señora no sobrevivió a la operación ya que tenía muchas complicaciones además del mal hepático, recuerdo que eran las 2 am cuando la declaramos muerta en el quirófano.


Tenía mucho agotamiento y me preparé para irme y dejar todo al turno, ya me había pasado de mi hora de salida y tendría que volver en pocas horas. Después de firmar formas y papeles me dirigí al elevador para bajar al sótano, al entrar noté que había una joven de aspecto juvenil con una de las batas azules que les dábamos a los enfermos, supuse que era una paciente, tenía un aspecto pálido y enfermo, unas ojeras negras daban cabida a un par de ojos que se sumían en las cuencas de su cara. Iba descalza y eso aunque inusual no era extraño. Así que le comencé a hacer platica.

-¿Cómo está hoy? – le pregunté con ganas de iniciar una plática.
-Bien Doctor, ¿Ya termino? – Me respondió sin mirarme
-Si, gracias a Dios ya me retiro por hoy, tuve un día complicado
-¿Tuvo una operación?
-Si, ¿Cómo lo supo?
-Por ahí anduve
-¿Ah, es enfermera o paciente?

En eso el elevador se paró súbitamente en el quinto piso y las puertas se abrieron, vi que venía alguien caminando por el pasillo para el elevador y sentí una corriente eléctrica recorrer mi espalda hasta los pies, inmediatamente toqué los botones para cerrar la puerta del elevador y aplané varias veces para que bajara; el elevador comenzó a funcionar y sentí alivio.
-¿Por qué hizo eso doctor?, esa pobre señora venia aquí –Me recriminó la joven sin mirarme a la cara.

-No me lo va a creer pero a esa señora la acabo de operar y falleció hace una media hora –Le respondí con temor y con asombro.
-muy mal, doctor –repuso la joven.

Sentí un poco de vergüenza y me comencé a sentir algo culpable; pero ¿Por qué? ¿Por no dejar bajar a un fantasma o a una alucinación por el cansancio que llevaba?.
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el elevador llegó al sótano y me dirigí a la salida. La joven que venía conmigo se quedó en el elevador y me miro con una mirada de reproche y tristeza. En ese momento un pensamiento me invadió. La joven también había visto a la señora ¿Cómo era posible? Yo desde hacía algún tiempo tenía algo, una condición extraña que me hacía ver cosas y sombras, a veces personas y se recrudecía cuando tenía un agotamiento extremo como el que tenía en ese momento, no me impresiono tanto, no era la primera vez, solo era ver y ya. Nunca tuve contacto con muertos o cosas así, me negaba, era un profesional de la salud y por tanto esas cosas se contraponen a mi educación.

En eso pensaba cuando me encontré con una compañera enfermera y tenia claras señales de haber llorado.

-Que paso Mariana ¿Por qué el llanto? –Pregunté con preocupación.
-Mi hermana, ingresó en la tarde por una peritonitis y tuvieron que operarla, todavía no se como esta, no sé si ya terminó la operación, por eso voy a Cirugía a ver qué me dicen
-Ah, ya voy de salida, vengo de ahí, ingresaron a una paciente hace unas horas, ¿Cómo se llama tu hermana?
-Rosaura, mira esta es su foto.

En la cartera llevaba una foto de la hermana, no puedo describir el momento en que el piso se me tambaleó y una corriente helada me recorrió de pies a cabeza: la joven era la misma con la que venía en el elevador y con la que estuve platicando, momentos antes. Quise decirle a la enfermera que la había visto; pero ¿Viva? No, ella había fallecido. Le dije que no sabía y que mejor que fuera a cirugía a preguntar, después de eso me retiré a mi casa y descansé lo que pude, al regresar algo extraño ocurrió en mí, tenía dudas. Si en realidad las personas que veía por los pasillos del nosocomio eran en realidad eso o ánimas que rondaban por ahí, sin darse cuenta que habían muerto.

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