HUELLAS DE MIEDO FOTOS REALES

HUELLAS (#396 – 05/07/2017)
RELATO Y FOTOS DE: Monserrat San Miguel
Escrito y Adaptado por Eduardo Liñán

Desde hace algún tiempo entré a trabajar en una mueblería en Altamira, Tamaulipas, México. Laboro en el área de ventas y durante el tiempo que he estado en ese lugar he escuchado algunos rumores sobre apariciones y sucesos extraños e inexplicables; pero a mí no me había sucedido o visto nada hasta ahora. En la tienda se lleva un horario corrido y desde las 8:30 se abre, los primeros que entran son los jefes de piso y el personal de limpieza. La tienda se queda cerrada durante toda la noche y no hay modo de que alguien pueda entrar. De ahí que pareciera imposible que sucedan cosas como que se muevan las bicicletas de su lugar o algunos muebles amanecen con los cojines en el piso.


Cierto día platicando con una compañera, nos contó que estaba algo perturbada, ella atendía a una pareja de esposos que subieron al área de colchones, este lugar está en total silencio y ahí los ruidos son secos, el ambiente es pesado, sofocante y caluroso por no haber corrientes de aire. El estar ahí es inquietante de cualquier modo que lo veas y lo puedas sentir. Esta pareja venia bajando del área de colchones en tanto la compañera que apenas los iba a atender se sentó en uno de los escritorios en tanto hacia una cotización. Estaba imprimiendo la hoja cuando se le hizo raro escuchar el ruido del plástico que cubre los colchones, era un ruido constante. Al escuchar mejor identifico que el sonido provenía de alguien que parecía saltar sin cesar en el colchón, el ruido del plástico era más que evidente. Para ella no era extraño casi siempre los niños que iban con matrimonios tenían estos comportamientos. Así que supuso que esta no era la excepción, lo que s ele hizo extraño era la despreocupación de los “padres” al no bajar con el niño y a pesar de no haberlo visto subir, ella no quería ser impertinente. Al entregar la cotización a los señores, estos le agradecieron y se dirigieron a la salida. Antes de esto mi compañera les preguntó si no se llevarían a su niño y ellos extrañados respondieron: ¬¬¬–¿Cuál niño? Nosotros no venimos con niños.

Al decir esto mi compañera se disculpó y enseguida subió al área de colchones para reprender al insistente infante en sus intentos por brincar los colchones. Apenas iba subiendo el último peldaño y el ruido del plástico cesó. La compañera se quedó ahí un buen rato e incluso grito si alguien estaba ahí, el silencio y el abrumador ambiente seco del lugar hicieron que se le erizara la piel y comprendiera de qué se trataba. Asustada bajó y nos corrió a contar lo sucedido, claramente estaba asustada y nosotros no comprendíamos muy bien que había pasado con ella.

Pasó el suceso y de nueva cuenta estando en la hora de la comida una persona que tenía mucho de trabajar ahí y en otros lugares del centro, nos contó que antes que estuvieran las tiendas esa área era una especie de laguna que con el tiempo habían rellenado para dar paso a la modernidad. Sin embargo se corrían rumores de que en esa laguna se había ahogado una niña y su padre en circunstancias poco claras. Se decía que la niña se metió a nadar y que se alejó de la orilla, al no tener fuerzas para regresar se comenzó a ahogar y su padre en un intento por salvarla también pereció ahogado. Lo más inquietante es que supimos que algunos empleados que ya no trabajaban habían visto la presencia de esta niña y que uno de ellos salió casi huyendo de la tienda al ver en la parte de arriba a una niña de aspecto extraño que vestía una ropa harapienta y sucia, que iba descalza y que lo más extraño es que escurría agua, estaba empapada, al ver esto el vendedor salió corriendo y ya no regreso más.

Estas historias solo eran eso, hasta el día en que de alguna forma me tocó ver que era cierto o que en realidad si está pasando algo extraño. Esa ocasión me toco abrir tienda y entramos varios empleados con la señora de la limpieza y luego de un rato la señora nos llama para que veamos algo que halló. Fuimos al área de comedor y lo primero que veo son un par de huellas en el piso. Una corriente eléctrica me fulminó las ideas que tenía y me dio algo de inquietud ver algo que se supone no debería estar ahí, eran huellas de un pie descalzo de proporciones pequeñas y otro que parecía ser de una persona adulta. Al preguntarle a la señora que era eso, ella fríamente respondió que eran huellas de lo que había en la tienda y que no era la primera vez que se las topaba. Aparecían de tanto en tanto en los baños, el comedor, el área de piso de venta y por las partes superiores. De principio me dio temor pensar que me pudiera tocar a mi ver algo y me quede con esa idea, ahora solo espero que nunca me llegue a topar con alguno de los fantasmas que rondan ahí.

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