EL CAFÉ Relato basado en hechos reales

EL CAFÉ
Relato basado en hechos reales, contado por Syrhuela Menher
Escrito y Adaptado por: Eduardo Liñán

Mi relato toma lugar a inicio de los años 70s. Mi mamá es la quinta de una familia de 6 hijos. Sin embargo en el seno de esa familia nunca hubo amor o atenciones por parte de mi abuelo, ya que maltrataba a todos obligándonos a soportar sus vicios y su trato cruel. De tal manera que todos tenían que trabajar para poder sobrevivir e ir muy apenas a la escuela. Con el paso del tiempo todos crecieron y a pesar de las limitaciones pudieron aprender a trabajar y a ser agradecidos con la vida.


Siendo ya mayores el mas grande de los hermanos, mi tío José. Era un hombre muy trabajador que había logrado entrar a una armadora de la General Motors, su carácter amable y bromista le acarreó muchas amistades; pero también enemigos. Sucedió que cierto día una joven vecina del barrio donde vivía, Marcela Gómez repentinamente desapareció, al salir de su casa para ir a la escuela, esta no regresó, provocando la preocupación y la zozobra de sus padres y hermanos que desesperados comenzaron a buscarla.

Así llegaron a la casa de mi tío para preguntar si la habían visto. El lejos de inmutarse ante la preocupación de los familiares, bromeó diciendo algo que molestó a los hermanos de la joven, el comentó que uno de mis tíos, el menor; se la había llevado y que después aparecería que quizás terminarían siendo parientes. Esto por supuesto encendió los focos rojos de la ira en los muchachos que se alejaron maldiciendo a mi tío por su impertinente comentario.

Pasaron algunos días sin saber del paradero de la joven y un día sin previo aviso, regresó a su casa, ante la sorpresa y el enojo de los familiares. Al principio la muchacha ni quiso decir nada; pero después mencionó que se había fugado con un primo, en un arranque de rebeldía. Pero antes de eso sus hermanos fueron con mi tío y lo amenazaron, le advirtieron que pagaría el agravio tanto el como mi tío el mas chico.

Pasaron unas semanas y uno de los familiares de Marcela fallece en un accidente, en ese entonces Toluca no era tan grande como lo es ahora, antes casi todos se conocían al ser una población relativamente pequeña. Mi tío José asiste al funeral del difunto a pesar de las advertencias y presentó sus respetos a la familia. Como era habitual en los funerales, se ofrecía café a los presentes; pero como el rencor y el deseo de venganza aun estaba latente en los corazones de la familia de Marcela estos idearon un plan macabro para acabar con la vida de mi tío: Le lavaron los píes al muerto y con esa agua prepararon una brujería y se la dieron de beber al tío en el café. Ahí fue el comienzo de su infierno.

Esa misma noche, mi abuelo y otro de mis tíos regresaban de trabajar, al llegar al departamento donde vivían en un edificio de interés social, ya los esperaba mi abuela muy mortificada. El tío José estaba muy mal, había regresado del funeral todo espantado y diciendo incoherencias, acerca de un ser obscuro y alado que se interpuso en la entrada del zaguán para entrar al pasillo principal, decía que había sido un ave negra con formas y rostro humano el que tapaba la entrada, de dos metros y grandes alas en su espalda. El en un intento por entrar rodeó a la aparición y al llegar a su casa le contó a la abuela; pero fue tanto su temor que quiso enfrentar a aquello que solo el podía percibir. Subiendo a la azotea intentó apedrear al ser obscuro sin éxito y luego de un largo rato regresó a la casa y estaba completamente mal. Su cordura y sus actitudes cambiaron radicalmente.

En un ataque de ansiedad comenzó a gritar y azotar su cabeza en la pared, abriéndose una herida y dejando salir sangre, manchó la pared y el piso en su loca alucinación. Mi abuela intentó de muchas maneras calmarlo y con la ayuda de su otro hijo lograron someter y acostar a mi tío que alucinaba muchas cosas horribles. Desde esa noche no quedó bien, hablaba solo, se despertaba en las noches y se quedaba parado por horas viendo a la ventana y diciendo que el “ave negra” rondaba la casa. Lo peor comenzó con sus escapadas, se salía de la casa escuchando “voces” que le decían: “Marcela…sigue a Marcela…” el se escapaba y caminaba por largo rato hasta que la gente les avisaba a mis abuelos que andaba como indigente en las avenidas, sin zapatos y sucio, repitiendo siempre el nombre de “Marcela”

Fueron incontables visitas a doctores especialistas en la mente, psicólogos, psiquiatras, estudios y al final le diagnosticaron: Esquizofrenia pasiva y lo empezaron a tratar con medicamentos que lejos de ayudarle, lo agravaban aun mas en sus alucinaciones. Mis abuelos y tíos eran bastante católicos y apegados a la religión y no creían en curanderos, limpias, ni brujerías. Pero fue tanta su desesperación en querer ayudar a mi tío que aceptaron la propuesta de una vecina de llevarlo con una bruja que leía cartas y hacia trabajos negros. Luego de revisarlo y barrerlos con hierbas, huevos y demás cosas. Les dijo a mis abuelos que el tío tenia un “trabajo muy fuerte”. El, había sido maldecido al beber café en un sepelio o entierro, que era un trabajo muy viejo que le había hecho una bruja a nombre de una tal “Marcela”; pero como era algo antiguo no podía deshacerse, la maldición ya se había “engriado” a el y ese ser obscuro que veía rondar no lo iba a dejar, hasta que muriera. La señora se disculpó por no poder ayudarles.

Mis abuelos se sorprendieron de los detalles que la señora les dijo y no habían mencionado antes a ninguna persona. Ellos salieron de ahi con el tio enfermo y muy tristes por no haber hecho eso antes, cuando aun pudo remediarse. El tio sigue enfermo, alucinando que ve cosas y su aspecto de hombre feliz y lleno de vida que era antes. Ahora es la sombra de un hombre loco, que habla solo y manotea al aire como intentando quitarse algo que revolotea a su alrededor, en sus crisis menciona a “Marcela” y a ese ser obscuro que dice lo ve detrás de su ventana. Hay veces en que tiene momentos de conciencia y reconoce a todos sus hermanos y sobrinos. A mi me llama por mi nombre y conversamos de algunas cosas como cualquier persona normal; pero de pronto se queda ido y empieza a temblar y a mirar por todos lados con un terror en sus ojos que inquieta demasiado. Siento mucha pena por el; por que no pudo ser auxiliado. Mi familia ha salido adelante gracias a su fe; pero el tio se quedo en un abismo de la mente que me da mucho pesar, a veces veo por el y le llevo cosas. Sobre lo que puede ver, lo creo, ha habido veces en que puedo sentir esa negatividad que emana de el y hace que sucedan cosas en la casa, cosas de las que hemos sido testigos; pero ese es motivo de otro relato.

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Derechos de contenido reservados © 2017 Eduardo Liñán

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