CORREDOR URBANO Relato basado en una experiencia real

CORREDOR URBANO
Relato basado en una experiencia real de Daniel Rojas.
Escrito y Adaptado por Eduardo Eduardo LiƱan

Mi nombre es Daniel, durante muchos aƱos he sido rodantero, anteriormente vivĆ­a en las inmediaciones de la colonia HipĆ³dromo; pero logrĆ© sacar una casa en un fraccionamento cercano a la Pedrera . Mi rutina diaria era situarme en ciertos puntos de ciudad Madero durante la semana y poner mi negocio. Por lo que debĆ­a tomar el corredor urbano muy temprano y regresar muy tarde. Era algo cansado; pero valĆ­a la pena. Fue durante una de esas noches que me sucediĆ³ algo extraƱo. Algo que jamĆ”s me hubiera imaginado. HabĆ­a escuchado leyendas sobre ese lugar; pero nunca las creĆ­. Pensaba que ese tipo de cosas sobrenaturales les pasaban a la gente ignorante o a los “sin que hacer” . Pero despuĆ©s de ese evento mi cabeza y mis ideas dieron un giro.


En aquella ocasiĆ³n fue un fin de semana, ese dĆ­a en particular no llevĆ© mercancĆ­a al rodante, pero tenĆ­a que arreglar un mobiliario por lo que me dediquĆ© a eso todo el dĆ­a. TenĆ­a a un par de ayudantes que vivĆ­an cerca de la calle JimĆ©nez asĆ­ que siendo las 8 pm, los llevĆ© a sus casas, el regreso fue largo, en el corredor no existe iluminaciĆ³n o puntos de referencia, ademĆ”s las luces de mi desvencijada Ford 87, apenas si iluminaban un par de metros. Pasando la curva pronunciada aminorĆ© la velocidad, tenĆ­a entendido que por ese rumbo pasaban muchos accidentes por exceso de velocidad y las luces traseras tampoco se veĆ­an bien. AvancĆ© unos metros y de pronto una extraƱa neblina se postrĆ³ sobre el camino, era una pequeƱa Ć”rea que rodeaba una curva, luego de salir de esta niebla, la camioneta simplemente “se matĆ³” la marcha se detuvo y las luces del tablero se encendieron, todas indicando problemas.

Maldije no sĆ© cuantas veces mi suerte y deseaba que solo fuera un cable suelto. De lo contrario tendrĆ­a que esperar ayuda durante toda la noche. Con el riesgo de ser golpeado por alcance. Me orillĆ© como pude y pude ver con cierto alivio que no venia ningĆŗn vehĆ­culo, aquello estaba completamente obscuro y solo se veĆ­an las estrellas en el firmamento. AbrĆ­ el cofre de la camioneta para revisar iluminado con una lamparita de 4 pesos, me di cuenta que los cables de la baterĆ­a estaban corroĆ­dos por lo que me di a la tarea de limpiarlos, estaba tan metido en esa tarea que no me percate de un vehĆ­culo que paso raudo y a toda velocidad por un lado de mi, luego de eso escuchĆ© unos crujidos leves, como cuando caminas entre las ramas del monte.

No le di mucha importancia, apenas estaba terminando de colocar el polo en la baterĆ­a cuando de improviso me sale una chiquilla por un lado de la camioneta, que me hizo dar un brinco del susto y la vi claramente, tendrĆ­a unos 10 aƱos, de tez morena y el pelo negro lacio que tenĆ­a una carita de angustia. Sin pensar le preguntĆ© que hacia ahĆ­ a esas horas, que donde vivĆ­a. A lo que la niƱa me miro y me dijo: “ando perdida, no encuentro a mi mamĆ”…”

Apenas le iba a decir otra cosa cuando vi que se fue caminando por la orilla y vio a ambos lados, enseguida cruzĆ³ la avenida, es en este momento cuando siento un pĆ”nico de miedo horrible, aquella chiquilla no tenia pies en cambio parecĆ­a levitar, de tal suerte que vi como cruzĆ³ el corredor de extremo a extremo en tan solo dos segundos. Al ver eso, hizo que mi corazĆ³n se saliera del pecho y empezara a sudar copiosamente preso de un miedo indescriptible al ver aquella apariciĆ³n y no solo eso, que me hablara con naturalidad como una “persona viva”.
Temblando y sintiĆ©ndome mal de la panza. coloquĆ© el ultimo polo y le pedĆ­ a Dios con todas mis fuerzas que prendiera la camioneta, le di llave y al principio no jalĆ³, aumentando mas mi tensiĆ³n. Al segundo “llavazo” Dio marcha y acelerĆ© sin pensar, lo Ćŗnico que deseaba era salirme de ese lugar y llegar a mi casa lo mas rĆ”pido que pudiera. Al llegar a mi casa mi mujer y mis hijos ya estaban cenando. Yo me sentĆ­a enfermo y con ganas de devolver. Mis familiares al verme pĆ”lido y con el rostro desencajado se preocuparon y les dije que todo estaba bien; pero esa noche no podĆ­a dormir por pensar en esa niƱa, le tuve que contar a mi esposa lo sucedido y a la maƱana siguiente me llevĆ³ a curar de espanto. No sĆ© que mas decirle, Ya no he vuelto a pasar tan noche por ahĆ­, incluso prefiero darme la vuelta por la Tampico-Mante aunque estĆ© mĆ”s largo el tramo; pero en verdad si antes pensaba que las Ć”nimas no “existĆ­an” ahora te puedo decir que vi algo sobrenatural.

~Eduardo LiƱƔn

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